viernes, 10 de febrero de 2012

Arrastrate trabalenguas

Iba arrastrando las letras de su nombre en las nuevas lenguas que renovaba cada día,
Se trababa un poco más en consonantes que en vocales que vomitaba desde las tripas.
Su aliento apestaba a  baules añejos, esos que no se abren por temor, asco u olvido...
Y si... las encías tenían una hinchazón color rojo escarlata, elegante colchón de pana en el que descansan la pereza de palabras demasiado largas, o la palabra demasiado corta poseedora de ecos de cavernas nunca habladas.
Ya la arena se limpió en el cono...ella te gritaba!, rechinaba en el vidrio para que largues aquel grito encerrado de  laberintos sin salida , de palabras descansadas en barricas de cuero de panzas retorcidas, palabras estacionadas... pero no., la fuerza peristaltica entrenada para estos casos te vanagloria como la persona más profesionalmente estúpida del silencio.